Es bien conocida la postura de la superstición religiosa organizada conocida como iglesia católica respecto de la interrupción de un embarazo no deseado; aduciendo una inflexible defensa por la vida no vacila en condenar a muerte a cientos de miles de mujeres sobre todo de bajos recursos que ante la penalización de esta práctica recurren a servicios clandestinos e insalubres. Uno de los elementos que sustentan la ideología de esta iglesia es el considerar el ejercicio de la sexualidad casi como un mal necesario para perpetuar la especie. Al no aceptar el ejercicio de la sexualidad únicamente como fuente de placer, anatemizan toda práctica sexual que carezca del objetivo reproductivo y por ello se oponen con virulencia a la masturbación, el uso de anticonceptivos y a la homosexualidad. Uno de sus argumentos favoritos es el de que el "ser" que está en el vientre de la mujer es una vida inocente que no tiene la culpa de nada y se oponen a la interrupción de un embarazo aun en casos de violación. Nos preguntamos si, en el caso imaginario de que alguno de estos "ministros" fuera narcotizado y sin su consentimiento se le uniera quirúrgicamente a otra persona a través de los riñones, al despertar y verse de ese modo aceptaría mantener esa situación que no buscó ni permitió porque si desconectaran al paciente en cuestión éste moriría. Ellos llaman a la interrupción de un embarazo, crimen. Oponiéndose al uso de cualquier método anticonceptivo al tiempo que se oponen a la interrupción de un embarazo no deseado, ¿quién es el verdadero criminal?
Tsss estas bien guuey! Informate p.endejo!
ResponderEliminarQué curioso, nuestro amigo anónimo (Tenía que ser anónimo) sólo dice unas cuantas palabras, lo que nos hace pensar a los espectadores que es una persona falto de información, considerando también que la entrada que critica, está bastante informada, y en mi humilde opinión es bastante acertada. Sólo puedo decir: "Abortos para unos, banderitas norteamericanas para otros" citando a los Simpson.
ResponderEliminarSigue informando Alfonso.