viernes, 10 de abril de 2009

Que me lleve la tristeza II


Finalmente hoy, viernes diez, viernes ¿santo? cumplí con la manda. Sacrificadamente acudí a Coyoacán y me hice presente en "La Guadalupana" a fin de brindar, en ambos sentidos, un homenaje a Marcial Alejandro, recientemente fallecido y frecuente huésped de esa cantina cuyas paredes ornadas con motivos taurinos y cuyas viandas sápidas rodeadas del ambiente bullicioso y nostálgico de Coyoacán (todos los coyotes somos guadalupanos) se disfrutan con deleite y alegría, alegría de vida. Coyoacán es mágico. Pasear por su centro siempre concurrido mientras se absorve el aroma de los inciensos entre puestos de tatuajes, perforaciones, huaraches, libros y alimentos es una experiencia mística. Señaladamente en esta temporada de calor hemos de añadir a las muchachas hermosas en pantaloncitos o minifaldas a cuya vista la reconciliación con la vida es inevitable. No importa nuestra clase política rapaz, no cuentan los curas mentirosos y avaros ni los microbuseros sin autoestima...están las muchachas. Viva Coyoacán, Viva Marcial Alejandro cuyo Fandango ya no es de este mundo y vivan las jovencitas en su frescura, en su tersura, en su hermosura.

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