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sábado, 5 de enero de 2013

López y sus maraqueros

Año viejo, año nuevo
Por Jaime Sánchez Susarrey

Pasó el 1o. diciembre, Peña Nieto tomó posesión y México no se hundió en la noche tenebrosa del autoritarismo priista, como pronosticó buena parte de la "inteligencia"

· 2012

Murió Miguel de la Madrid. Su sexenio inició las reformas que terminarían por introducir a México en el siglo XXI. La entrada al GATT en 1985 canceló el modelo proteccionista. Paralelamente se redujo la intervención del Estado en la economía, que incluía empresas insignia como el restaurante Focolare y la fábrica de bicicletas Cóndor. Sólo la izquierda cerril puede afirmar que durante su gobierno la Revolución Mexicana perdió el rumbo (López dixit).

El PAN se situó en el tercer sitio. Sin embargo, en el inicio de la contienda por la presidencia de la República, Vázquez Mota se ubicaba en el segundo lugar con 5 o 6 puntos de ventaja sobre AMLO. La estrategia de campaña de JVM no fue errónea, fue desastrosa. Perdió el rumbo, la fuerza y le hizo el trabajo a López.

López resucitó de entre los muertos. Al finalizar 2011 sus negativos se situaban por encima del 30 por ciento. Después de la toma de Reforma y de la presidencia "legítima" parecía imposible que repuntara. En cualquier otro país del mundo se hubiera convertido en un payaso sin fuero. Pero no en México, donde la memoria es corta, los jóvenes son ingenuos -por decirlo suavemente- y donde la candidata del partido en el poder le llevó agua a su molino.

Y explotó la primavera mexicana. Eso es, al menos, lo que sentenciaron algunos ilustrados que, por momentos, parecían iluminados. La vanguardia de jóvenes arrebatados coreó consignas tan "revolucionarias" como: Mario Aburto, ¡dónde estás! ¡México te necesita! A lo que sumaron veredictos metafísicos: la victoria de Peña Nieto era imposible, su imposición provocaría una revolución.

Contra lo que indicaban la mayoría de las encuestas, Peña Nieto no alcanzó el 40 por ciento de la votación. Pero aún así se impuso por más de 3 millones de votos. A partir de allí, AMLO encabezó un movimiento de protesta más ridículo y absurdo que la toma de Reforma y la presidencia legítima. La tesis de la compra de 5 millones de votos mediante 2 mil 500 tarjetas de Soriana, tres pavos, dos chivos, un guajolote, portalápices y cortaplumas no exige refutación alguna, pero sí conduce a una conclusión: López y sus maraqueros no tienen remedio.

La división de la izquierda mexicana fue la crónica de un conflicto anunciado. López no ganó la elección interna del PRD, se impuso sobre Ebrard y la corriente Nueva Izquierda. La única forma de evitar el rompimiento hubiera sido la llegada del "rayito de esperanza" a Los Pinos. Por eso, desde el inicio de la contienda, AMLO y los partidarios de Jesús Ortega velaban armas. La guerra apenas empieza.

El 6 de noviembre en Washington y Colorado fue legalizada la marihuana con fines recreativos. Se autorizó, además, su cultivo y comercio con normas similares al alcohol y tabaco. Estamos ante el principio del fin de la estrategia prohibicionista de las drogas. Viene al caso recordar que el fin de la prohibición del alcohol en los años 30 comenzó con la legalización de la producción y el comercio de bebidas alcohólicas en un estado de la Unión (Montana).

Terminaron 12 o 15 años de impasse con la aprobación de las reformas laboral y educativa. ¿La razón? Es doble. Por una parte, el regreso del PRI al poder. Por la otra, y fundamental, el liderazgo de Peña Nieto que tiene convicción y agenda reformistas.

Pasó el 21 de diciembre y el mundo no se acabó. Pasó el 1o. diciembre, Peña Nieto tomó posesión y México no se hundió en la noche tenebrosa del autoritarismo priista, como pronosticó buena parte de la "inteligencia".



· 2013

Veremos protestas contra la reforma educativa. Morena ya le está tendiendo la mano al SNTE. Y por qué extrañarse. Finalmente, los lopistas siempre han tenido vasos comunicantes con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que es mucho peor que la maestra Gordillo. Ahora marcharán todos de la mano para enfrentar a la "reacción".

La prueba de fuego del Pacto por México serán las reformas energética y fiscal. López Obrador y la corriente bejaranista las identifican como un proyecto privatizador y antipopular. Para ambos serán la madre de todas las batallas. Ya lo dijo Alejandro Sánchez, secretario general del PRD: "quieren darnos cuentas de vidrio por lingotes".

La hidra sigue ahí. En el primer mes del gobierno de Enrique Peña Nieto, la tendencia de homicidios relacionados con presuntos actos del crimen organizado se mantuvo estable respecto a los meses anteriores, con 982 casos, 33 más que en noviembre. Nadie espera milagros de la nueva administración, pero la credibilidad de la misma dependerá de que haya resultados tangibles. Lo mínimo que puede ofertar es un giro en la estrategia y en las tendencias. El tiempo apremia.

Habrá 14 elecciones locales. Sólo en Baja California se disputará el gobierno estatal. Para el PAN tiene una importancia fundamental por tratarse de la primera entidad donde se convirtió en gobierno. Pero más allá de ese proceso, lo cierto es que las elecciones locales tendrán una importancia relativamente menor y su efecto sobre la negociación de las reformas será limitado.

El choque en el PAN por la dirección nacional es de pronóstico reservado. La corriente de Gustavo Madero se ha apuntalado con la firma del Pacto y la aprobación de las reformas laboral y educativa. Si a ellas se suman la energética y la fiscal, la correlación de fuerzas le será aún más favorable. Pero en respuesta hay ya quien denuncia la intromisión de Peña Nieto en la vida interna del PAN por haber elegido a Madero como su interlocutor. Nada, pues, está escrito.