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jueves, 26 de noviembre de 2009

Justicia para unas nalgas.




Texto sin autor identificado recibido por correo electrónico.







Recientemente a una roquera famosa (¡heeey, güeeeera!) la perjudicaron en codiciada parte de su anatomía. En México, solo tres leyes se cumplen cabalmente: la Ley de Herodes, la Ley del Embudo y la Ley de Gravedad. Pues bien, esta tercera ley había cumplido sus efectos, y el prominente trasero de la cantante mencionada empezaba a mirar al suelo... (¡hacer el amor, con oootro, no, no, noooo!).

Entonces la roquera acudió a una clínica en la que le inyectaron una substancia extraña, con la promesa de que aquella parte luciría “¡eternamente bella, bella, con un hechizo de gitana!”. El resto de la historia es bastante conocido: en lugar de erguirse orgulloso, aquello tomó la forma de un paisaje lunar. Ya no sólo el trasero, la vida misma de la cantante estuvo en serio peligro.

Entró en acción la justicia. Inmediatamente fue detenida la dueña de la clínica. Después de una intensa búsqueda, el doctor que practicó las inyecciones fue apresado. Luego fueron detenidos ocho empleados de la empresa productora de la substancia inyectada. El resultado del fallido levantamiento de nalgas: diez personas detenidas.

Puede hacerse ahora una amarga comparación: mientras las instituciones actúan para ofrecer justicia a dos nalgas heridas, los niños fallecidos y heridos por el incendio en la bodega ABC, sus abatidos padres, sus familias, todo Sonora entristecido, todo México consternado esperan justicia. Vale comparar los balances: por una parte dos nalgas heridas, diez reos; por la otra cuarenta y nueve niños fallecidos, una detenida (la infortunada empleada del IMSS cuya labor era revisar los menúes).

Este balance pone al descubierto una característica de las instituciones mexicanas: están diseñadas para cuidar a las personas VIP (very important people). A los ojos de los gobernantes (Calderón, Bours, Padrés, Gándara) los niños fallecidos o heridos y sus familiares fueron y son mexicanos "de segunda". Por ello el juez federal que atiende el caso fijó, para los dueños de la bodega-guardería, una fianza de dos mil pesos. $ 40.82 por niño. Cuarenta pesos por cada vida perdida.

Por eso Padrés se dio el lujo de ratificar a Abel Murrieta, el procurador de Bours. Por eso Calderón, en su reciente visita, ignoró a los padres de los niños fallecidos. Es que no se apellidan Gómez del Campo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

SEÑOR ALFONSO:
ESTA MISMA NOTA, CON PUNTOS Y COMAS, LA VI HACE UNOS DÍAS EN OTRO BLOG.
SUELO DISFRUTAR MUCHO SUS NOTAS Y COMENTARIOS Y TAMBIÉN SUS PARODIAS, PERO HACER UN BLOG PIRATEANDO EL MATERIAL DE OTROS BLOGS, FRANCAMENTE NO ME RESULTA MUY "CREATIVO"
RECIBA UN CORDIAL SALUDO
HREM

Alfonso Romero dijo...

Apreciable amigo HREM: si usted observa, al principio de la entrada se explica que es un texto recibido por correo electrónico que no tiene firma. Agradezco su interés y su comentario.