Onésimo Cepeda, desde 1995 Obispo de la
Diócesis de Ecatepec,exbanquero, excorredor de bolsa, amigo personal de empresarios mexicanos opulentos como Carlos Slim o Roberto Hernández, un hombre amante de los placeres y los lujos que celebra cada cumpleaños con francachelas con todo derroche, empresario taurino y personaje involucrado en diversos asuntos del mal manejo del dinero, vinculado también con el poder, acaba de declarar a un medio de circulación nacional que "el estado laico es una jalada". Aun si no reparamos en el tipo de lenguaje que utiliza un sujeto que se considera "príncipe" aunque lo sea sólo de la organización religiosa a la que pertenece, sin duda su declaración es abiertamente violatoria del Art. 130 Constitucional en su inciso E que a la letra dice: "LOS MINISTROS NO PODRAN ASOCIARSE CON FINES POLITICOS NI REALIZAR PROSELITISMO A FAVOR O EN CONTRA DE CANDIDATO, PARTIDO O ASOCIACION POLITICA ALGUNA. TAMPOCO PODRAN EN REUNION PUBLICA, EN ACTOS DEL CULTO O DE PROPAGANDA RELIGIOSA, NI EN PUBLICACIONES DE CARACTER RELIGIOSO, OPONERSE A LAS LEYES DEL PAIS O A SUS INSTITUCIONES, NI AGRAVIAR, DE CUALQUIER FORMA, LOS SIMBOLOS PATRIOS".
Desde la guerra de Reforma en el siglo XIX hasta la "cristiada" en la segunda década del siglo pasado, la defensa del Estado laico ha costado muchas vidas, mucha sangre, para que un sujeto privilegiado, empresario del negocio de la fe, político con sotana e impúdicamente opulento mientras exalta la pobreza, lo ataque impunemente. ¿Y Gobernación?.
