- -Revista Ixtus: "¿Existió Juan Diego?
- -Schulenburg: No. Es un símbolo, no una realidad.
- -Ixtus: ¿Entonces cómo encaja la beatificación que de él hizo el papa?
- -Schulenburg: Esa beatificación es un reconocimiento de culto, no es un reconocimiento de la existencia física y real del personaje; por lo mismo, no es propiamente una beatificación".
Mañana miércoles doce se llevará a cabo una festividad más de la llamada virgen de Guadalupe, culto idólatra establecido a mediados del siglo XVI en la entonces Nueva España. Si bien la leyenda ubica las "apariciones" en el año de 1531 estando Fray Juan de Zumárraga a la cabeza de la iglesia católica, en realidad el origen del culto tuvo lugar durante la gestión del sucesor de Zumárraga, el granadino Alonso de Montúfar en 1555 quien preocupado por las numerosas peregrinaciones que se seguían efectuando al cerro de "tepeyeacac" para visitar a "tonantzin" (nuestra madre o madre de los dioses) en detrimento de las creencias católicas, hizo colocar furtivamente en la cueva de Tonantzin una pintura de la María bíblica con rasgos indígenas atribuida al artista indio Marcos Cipac de Aquino. Al correrse la voz de la "aparición" de la pintura, con el tiempo y la vocación mágica de los indios se pasó a las apariciones de la propia María, leyenda que quedó formalmente asentada en el Nican Mopohua publicado en 1649. El icono religioso ha sido acompañante de sucesos importantes de la historia de México y aun dentro de la propia iglesia católica ha tenido detractores como Fray Servando Teresa de Mier en el siglo XIX y en el siglo pasado Guillermo Schulemburg.
Cabe mencionar que Fray Juan de Zumárraga, primer jefe de la iglesia católica en la Nueva España, constantemente escribía al Rey de España Carlos V para informarle de lo relevante, amén de sus memorias y diario. En ningún texto de Zumárraga se encuentra comentario alguno a suceso "sobrenatural" tan asombroso.
ALFONSO ROMERO
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