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miércoles, 25 de junio de 2008

"...no somos un gobierno represor".

A estas alturas y con la información disponible queda más que clara la responsabilidad de todas las autoridades involucradas en el fallido y mortal operativo del pasado día veinte. Lo más grave del caso es que hemos atestiguado la violencia, falta de respeto, prepotencia y nulo entrenamiento y capacidad de nuestra policía. Los jóvenes al interior del antro fueron tratados como si fueran delincuentes, como si ellos fueran culpables antes de ser juzgados y con auténtica brutalidad. Marcelo Ebrad quien fuera destituío a finales de 2004 por Fox fue rescatado por su jefe AMLO y ahora como Jefe de Gobierno se ha cansado de justificar la ausencia de orden y autoridad cuando hay marchas, plantones y bloqueos que le conviene políticamente tolerar diciendo que no son un gobierno represor. ¿Le podemos creer?

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Yuts, daw palagpat imo blog.

Anónimo dijo...

wala pulos imo blog.

Morfo dijo...

que blog tan curiosito donde de cada tres palabras de los "artículos" una de ellas es AMLO.

Cuanta fijación malsana.

En fin, que hueva estar aquí.

Alfonso Romero dijo...

Qué curiosito amigo Morfo. En la última entrada (no artículo) sólo se menciona una vez al orate legítimo por sus iniciales y no lo volvemos a encontrar hasta muchísimas entradas atrás. Gracias de todos modos por superar tu hueva y tomarte la molestia de leer, así haya sido erróneamente, y hasta opinar.

Anónimo dijo...

Se ve que el tal Morfo es perredista. Da gracias de que lo mencionan que es lo que necesita el pobre resentido.
Adriana Rodríguez.

Anónimo dijo...

Se ve que el tal Morfo es perredista. Da gracias de que lo mencionan que es lo que necesita el pobre resentido.
Adriana Rodríguez.

Mario Sánchez dijo...

Sí, en realidad está muy curioso y divertido el tal morfo, pues encontrarse con un sujeto que supone hacer una fuerte crítica y ni siquiera sabe utilizar las mayúsculas ni hilar una oración de manera coherente, está chistosito. Pero no tine relevancia, la más mínima no la tiene. Lástima que la tecnología permita que se exprese cualquier falto de crebro como éste. Ni modo. Yo en otro tiempo lo hubiese quemado y con todo gusto.

Pero creo que lo importante está en que tanto los chavos como los decerebrados que ejercieron la fuerza (¿serán familiares de morfo, ambos?)no son sino el producto de una sociedad que está minada por políticos a los que sólo les preocupan sus interese; por candidatos megalómanos que se declaran presidentes y aún se piensan ideales comunistas; por cirqueros que quieren dormir al pueblo paseando en bicicleta y haciendo playas; por mochos discretos, chaparritos y de lentes que bien saben que con el narco no se puede, y que además bien conocen al narco y dejan morir mucha gente; por los que se tiran a las de televisa ¡salud!, ah, no, perdón. Si todo eso es una parte de nuestra sociedad, qué querían, ¿un operativo hecho por policías inteligentes? (cuando el gran porcetaje de la policía está por debajo de la media de IQ, una bola de obesos sin sesos, y sus mandos en igualdad de condiciones...).

Diez u once o doce muertos fueron pocos para la mente podrida de nuestra juventud y para aquellos que suponen dirigirla y ser el ejemplo; aquellos que supuestamente quieren lo mejor para México.

A mí me da mas hueva esto, no por inactividad del pensamiento sino para evitar la tristeza, me da más hueva esto que las idioteces de morfo que sólo es un vago e insignificante síntoma de lo que somos.

Y aquí es cuando uno dice, qué mala onda, por qué no fui planta.

Saludos.

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJA!!!! EL "ORATE LEGÍTIMO", BIEN POR ESA, MEJOR NO PUDISTE HABERLO DESCRITO!!!!
MAYUSSA

Juan García Tapia dijo...

El legítimo orate. Pero lo que más me extraña es que gente pensante le sustituya el trabajo de pensar a este locuate de AMLO. Que le hacen el trabajo, pues. AMLO es una religión tan cerrada como el catolicismo. Y una conveniencia, pues es un usurero de la pobreza. Mejor no meterse.
Gracias por este blog, que nos ayuda ya no a recuperar la razón sino, al menos, la decencia.